domingo, 4 de noviembre de 2007

¡Morir..., dormir, no más!.

¡Morir..., dormir, no más!. ¡Y pensar que con un sueño damos fin al pesar del corazón y a los mil naturales conflictos que constituyen la herencia de la carne!. ¡He aquí un término devotamente apetecible!.
¡Morir..., dormir! ¡Dormir!...¡Tal vez soñar!. ¡sí, ahí está el problema!. ¡Porque es forzoso que nos detenga el considerar qué sueños pueden sobrevenir en aquel sueño de la muerte, cuando nos hayamos liberado del torbellino de la vida!. ¡He aquí la reflexión que da existencia tan larga al infortunio!.....

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